Mientras comía en su casa el pasado miércoles, el coche explotó en el porche.
Al parecer a una inocente ardillita se le ocurrió roer los cables eléctricos que había sobre el coche. Evidentemente, el animal se electrocutó y cayó ardiendo sobre el coche, con tan mala suerte que fue a parar al motor y explotó.
El coche era nuevo y estaba a todo riesgo, incluso de ardillas incendiarias kamikazes pero el susto no se lo quita nadie. A la ardilla le han dedicado una tumba en el jardín.
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